domingo, 29 de mayo de 2022

POETA RIVADAVIENSE: DADY LUCERO Y SUS RECUERDOS DE SU AMADA CIUDAD

(Reproducción de escrito, cuya autoría pertenece a Enrique Eduardo Dady Lucero)

RIVADAVIA… DIÁLOGOS DE TODOS TUS TIEMPOS

Cómo me gustaría mantener una muy extensa plática contigo,
mi amado DEPARTAMENTO DE RIVADAVIA.
Dicen los que saben de tú historia que por tus tierras,
en épocas primigenias, anduvo el Cacique Huarpe
Pellamay, apodado “El Viejo”.
Luego lo sucedió en el mando su hijo,
el Cacique Huarpe Pasambay.
Mi amado DEPARTAMENTO RIVADAVIA,
estoy seguro que si tú pudieses hablarme, me contarías
que tus habitantes originarios, los Huarpes,
te llamaban Valle de Uyata.
Pasan los años y tú asombrada ves como a tú territorio
lo recorren otros habitantes que… no son los Huarpes.
No, estas son gente que tú nunca viste,
se visten con otros atuendos, hablan otros idiomas.
Son hombres y mujeres;
es raro, pues a pesar de que entre ellos
también manejan distintas formas de expresarse,
todos tienen un denominador común:
EL BRILLO EN SUS MIRADAS, LA ALEGRÍA EN SUS ROSTROS…
Claro, sí, seguro será así…
Tú, mi amado Departamento Rivadavia,
te convertirás en “SU LUGAR EN EL MUNDO”.
Claro… ¿Cómo ibas a entender sus idiomas?
si ellos hablaban italiano, español, muchos eran árabes,
libaneses, sirios, turcos, franceses, y ya…
llegaban también los primeros criollos,
que venían en caravanas de carretas tiradas por robustos bueyes,
a lomo de mulas o a caballo y acampaban en las riberas
de tu Río Tunuyán.
Allí levantaban para resguardarse de las inclemencias del tiempo,
unas especies de “RAMADAS” que día a día se multiplicaban,
de ahí surgió tú primera denominación “LAS RAMADAS”.
Con el paso de los años, estos crisoles de razas
se fueron mezclando entre sí, e inclusive Los Huarpes originarios
se mimetizaron con estos colonos.
Como ya mencionáramos, el tiempo transcurrió, entonces
se te bautizó en homenaje al Santo Patrono, SAN ISIDRO LABRADOR.
Muchos años después… por un Decreto de Ley del
Gobierno de la Provincia de Mendoza… definitivamente se te nombró
DEPARTAMENTO DE RIVADAVIA.
Los años pasaban y pasaban… tú observabas
como de tus lomadas, barrancos y cañadones, o sea,
la agreste belleza de las llamadas Huayquerías,
se extraía… se extrae actualmente,
el petróleo que contienen tus entrañas.
Tus paisajes de médanos livianos, con algunos salitrales e
inmensas llanuras… todo “eso” tan tuyo,
mi amado DEPARTAMENTO DE RIVADAVIA;
tu vegetación autóctona de jarillas y chañares,
con sus aromas, con las cortaderas, los juncos y
totoras que crecían a la vera del Río Tunuyán.
Comenzaste a observar como eras sembrada
con trigales, maizales, alfalfares, frutales, olivares y vides.
Entre esas vides y tú…
se produjo un mágico romance.
Entre ambos surgió un intenso y eterno amor.
Ellas se enamoraron de tú fértil suelo, de tus acequias que
transportaban y transportan el agua, que sacian tu sed.
El trazado de esas acequias eran y son verdaderas reliquias
de la inteligencia Huarpe,
perfeccionadas por hábiles colonos.
Esas vides se enamoraron de tus soles,
de tus frescos misterios nocturnos,
se enamoraron de los incansables brazos de tu gente
que las cultivaban, regaban y mimaban con grandes sacrificios,
pero con todo el amor del mundo.
Ellos vislumbraban un futuro de paz y de prolíficas cosechas.
Y tú, mi amado Departamento Rivadavia,
también te enamoraste de esas vides,
de sus colores blancos, tintos y rosados.
Si hasta me parece y sueño una romántica poesía,
que de ese mutuo y gran amor
nacieron los vinos enloquecedoramente exquisitos,
plenos de aromas, colores y taninos,
estos caldos vínicos, te hicieron famosa en nuestra
República Argentina y hasta en el mundo entero.
Cómo fuiste cambiando, mi amado
DEPARTAMENTO DE RIVADAVIA,
desde mi hermosa niñez, allá por la Finca y Bodega Gargantini,
siento que tú me acunaste, colaboraste en mi formación
para hacerme un hombre de bien,
tal vez tus encantos naturales o el portentoso magnetismo
que nos atrapa a todos los RIVADAVIENSES formaron en mí,
al que me auto denomino, “Decidor de Sentires del Alma”.
Cuánto orgullo siento al recordar y haber tenido
el honor de conocer tantos “lugares o paisajes muy tuyos”
y a “personajes” por ejemplo: ¿Lugares?:
La Pista de Baile de La Cuyanita, o salir a pillar ranas
en tus noches veraniegas en la gran ciénaga
del eco sistema, que se formaba en los humedales costeros
del río Tunuyán.
La numerosa cantidad de vacas en el Tambo de Geréz,
donde más antiguamente estuvo el Cementerio,
(hoy es el predio del Polideportivo Municipal),
o las blancas alamedas que circundaban
tu acceso principal de la entonces angosta calle San Isidro,
o el movimiento de los trenes en la Playa de
la Estación del Ferrocarril General San Martín,
(en uno sus andenes, actualmente muy modernizado…
próximamente funcionará una Facultad)-
La granja de la antigua Escuela Normal,
la Clínica en calles San Isidro y Fleming.
Gracias por hacerme conocer a estos Personajes de nuestro pueblo,
por ejemplo: “La Cueca al Trote”, al “Macario”, al “Penachito”,
al “Camote” Simón, al peluquero Gantuz, que entre largas charlas
con sus muchos amigos, me cortase el pelo…
No me olvido del intérprete de tangos el “Gringo” D´Agostino,
que trágicamente se nos fue, solo hace algunos días.
Tantos personajes que viven o perduran en el recuerdo.
Seguro omito a muchos.
Gracias por hacerme llorar, cuando mi madre no me compró
la estatua del Caballo en la Talabartería “El Pingo”,
que según mi entender está egoísticamente guardada
en un pequeño negocio… Siento que la citada,
debería de estar exhibida en el Municipio
como un ícono RIVADAVIENSE.
Gracias por hacerme conocer el Almacén de Ramos Generales
“La Paloma”, con sus enormes fuentones galvanizados,
colgados en las altas paredes o entre las desaparecidas tiendas
“El Pichón” y “Los Vascos”.
¿Cómo fuiste cambiando? mi amado RIVADAVIA...
Ya no existen las carrozas fúnebres blancas y negras,
tiradas por gigantes caballos percherones de Don Noé Ferreyra,
ni el Auto Hogar, tampoco la casa Bastán, o talabartería de Naracci,
la tienda con su eterna e incambiable vidriera de
“Los Tres Hermanos”, la “Casa Fornés”,
con sus cabinas individuales, donde escuchábamos
las disco novedades, ni la esquina de la “Ford y la Chevrolet”,
ni la “Coorporación”, con sus famosos Bailes de la Primavera,
ni el eterno cartel “Hoy Lechón”, del Taxi-Bar,
al lado de la Tac con sus micros pintados de rojo,
ni los de color gris del Fifí.
Ni la vieja Calesita a la sombra de un gigante aguaribay
al costado de la majestuosa Municipalidad,
con sus altas y blancas marmoladas escalinatas,
sus robustas paredes y sus pisos de lustrosas maderas.
Ni la vieja Escuela Normal y la Nacional de Comercio,
donde orgulloso obtuve mi Título de Perito Mercantil Nacional,
ni los botes que navegaban las aguas del Lago Municipal.
Me parece que fue ayer, cuando conduje los karting en el sinuoso kartódromo de tú “Lagolandia”… lo recuerdas??
Tampoco ya no están los cines “Maruxa”
en sus dos versiones techado y al aire libre,
ni el “Avenida” y el “Argentino”.
Existe pero ya casi no es un clásico dominguero la
Banda Municipal Blas Blotta,
Tampoco las pistas de Bowling en calle Lavalle, donde actualmente
funciona un supermercado.
No se juegan más, los grandes Clásicos Futboleros
entre los Clubes Gargantini, Tres Acequias, La Libertad, La Reducción, Andrade, La Central, Deportivo Argentino, Racing Club, 25 de Mayo, Paso de los Andes, Club Sport y Central Rivadavia.
El circuito de tierra para carreras de autos en el bajo del río Tunuyán, los Festivales del Aero Club Rivadavia.
Entre otros tantos de mis amados recuerdos,
figuran los primeros modestos Festivales de
“Rivadavia le Canta al País”,
hoy multitudinarios y muy famosos.
En este instante seguro me olvido de muchos, personajes, hitos y detalles, pero están latentes y viven en mi memoria:
Los bailes sociales en la terraza del Cine Ducal, los del Sport Club, Club Central Rivadavia o La Casa Italia, los de Carnaval en el Club Santa María de Oro o los del Mosto en La Central. En mi mente también están las numerosas canchas para jugar a las bochas. Hoy en los albores de mi vejez, siento el orgullo RIVADAVIENSE, al admirar la restaurada belleza de tú Plaza Principal, con su Peatonal en el costado norte. El predio parquisado municipal del Poli Deportivo y el estadio del Centro Deportivo Rivadavia, con escenarios para practicar múltiples disciplinas deportivas. Nosotros tus antiguos habitantes, recordamos tantas históricas cosas de ti y seguro generaciones contemporáneas o anteriores a la mía, lo harán mejor aún y con mayores precisiones de parajes históricos. Pido perdón mi entrañable Departamento, yo para nada soy un historiador, pero te aseguro es un honor y te lo digo con un dejo de nostalgia, reitero….
ES UN HONOR PARA MÍ, el haber compartido contigo una breve etapa de tu vida Departamental.
Y ahora observando a esos grupos de jóvenes adolescentes y de niños que te habitan, estoy seguro… ya te aman y amarán más aún, cuando crezcan.
Por ser simplemente tú...
Con todo amor, nostalgias y respeto de algunos recuerdos míos, para ti, mi amado
DEPARTAMENTO DE RIVADAVIA…
De Enrique Eduardo “Dady” Lucero