viernes, 16 de agosto de 2013

COOPERATIVISMO LITERARIO EN EL ESTE MENDOCINO: "VIAJE": Mariana Tarquini, Edmundo Beltrán, Pablo Altare, Pablo Gullo

 (Reproducción de la Agencia Regional de Noticias. Autor: Nazareno Panella) 

“Hágalo usted mismo”

El colectivo literario Ale Caterva y el camino independiente.

Puedo dar fe de que los cuatro escritores que conforman el colectivo “Ale Caterva” pueden, en forma individual, editar obras literarias de gran nivel. Ok, admito que no estoy descubriendo nada ya que cualquier lector con cierto conocimiento de los autores locales sabe que Edmundo Beltrán, Pablo Altare, Mariana Tarquini o Pablo Gullo son escritores consumados, mas allá de que hayan publicado material o no.

Y aquí es donde está el meollo de la cuestión, porque acceder a publicar un libro por medio de una editorial de renombre es tan difícil como llegar a editar un disco por una multinacional (para los músicos), actuar en algún teatro de calle Corrientes (para los actores) o ser parte del ballet estable del Colón (para los bailarines).

En estos tiempos que corren, el negocio artístico esta cada vez más cerrado y los grandes popes de la industria buscan nuevos rumbos para no tener que bajar la persiana. Si para muestra basta un botón, solo hay que ir a Musimundo y ver como cambiaron los discos por electrodomésticos. En ese contexto, editar un libro es hoy más heroico que nunca porque al igual que paso con en el negocio de la música y la muerte de la industria discográfica a partir del Mp3, la literatura accedió a nuevos formatos que no necesitan de intermediarios. Sin ir más lejos, Pablo Gullo edito hace cierto tiempo un libro exclusivamente on line (El mesías de la nada) al que podía acceder cualquier internauta que se lo propusiera.

Hoy un Blog o una red social alcanzan para que una obra esté al alcance de cualquier lector ávido de nueva literatura pero también es cierto que la oferta es tan grande y el acceso es tan fácil, que miles de obras de muy buena factura se pierden en la nebulosa que propone la red. Tal vez por eso el formato físico cobra otro sentido ya que nada podrá reemplazar el placer de comprar un libro impreso para festejar el ritual que encierra sacarle la envoltura de fábrica y respirar el perfume inigualable de la tinta inventando mundos en el papel.

Podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único, al menos conozco a cuatro escritores de puta madre que decidieron embarcarse en la romántica empresa de publicar un libro hecho con espíritu cooperativista y con la amistad como principal alimento del viaje y que además lleva de la mano la fundación de una editorial, El ojo del Fez, emprendimiento de Pablo Gullo que abre el juego a otros escritores locales para futuras ediciones.

Es ahí en donde la calidad de la obra pasa a un segundo plano, porque encarar en estos tiempos que corren una editorial impresa, independiente y a la vieja usanza, es casi tan kamikaze como abrir un video club; y no lo digo de pájaro de mal agüero, lo digo desde la realidad que indica que ya nadie gasta su dinero en comprar un libro, un disco o una película, simplemente porque están a dos clic de distancia.

Los músicos tienen la ventaja del show en vivo, lo que les permite encontrarle la vuelta a la hora de hacerse de un ingreso monetario. Los actores también pueden acceder a las tablas para mostrar su arte y con suerte hacerse de unos billetes, pero la literatura carece de esa opción por lo que encarar una edición impresa es algo digno de soñadores. Y desde ahí se desprende que haya más de una razón para festejar la salida de “Viaje”. Por un lado, siempre es destacable que los artistas locales puedan mostrar lo que hacen y también que lo hagan de la forma en que este libro sale a la calle, con una edición que nada tiene que envidiarle a las de las grandes editoriales, ya sea en calidad literaria como en presentación. Pero principalmente esta la decisión de juntarse, de poner al grupo por encima de los egos y lograr así que la obra tenga otra fuerza.

Con conocimiento de causa, repito que cualquiera de los autores de “Viaje” puede editar material en solitario, porque la experiencia que llevan en las letras y la calidad de sus textos así lo afirman, pero que lo hagan desde una obra conjunta marca tal vez el camino que deben seguir los artistas para no terminar su vida como cajeros de un supermercado, lamentándose de lo que no puede ser. Volviendo a la música, en los ‘90 ser independiente era sinónimo de rebeldía, de contracultura, de libertad. Hoy ser independiente significa decidir ser artista o no serlo. Significa que dar a conocer una obra inédita solo depende de las ganas de hacerlo y que el nexo entre un artista y la gente es cada vez más cercano.

Nota de redacción: La presentación oficial de viaje será el próximo 17 de agosto a las 20 hs en la Biblioteca Pedro J. Bustos, (Fray Luis Beltrán 167, Junín).

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Ale Carterva: “Después de esta experiencia consideramos que estamos mejor preparados para escribir”

A horas de la presentación oficial, entrevista con los autores de “Viaje”

 
 
 
Sobre el porqué de Ale Caterva y la edición de “Viaje” (Extraído de la contratapa del libro)
Ale Caterva es un grupo de cuatro escritores que hacen lo que ellos mismos denominan "Literatura en Banda". Este libro, su ópera prima, contiene cinco relatos que abordan algunas perspectivas del tema "viaje": un grupo de militantes con sus contradicciones y esperanzas, el viaje curativo de un cuadripléjico, el legado de una abuela a su nieta, la bitácora de un desmemoriado en Madrid, un timorato y sus ataques de pánico en busca de poesía y amor. La banda compone tramas compactas, ofrece al lector escenarios y personajes singulares, a veces retorcidos, siempre irrepetibles. Como muchos que se inician, invitaron a un artista experimentado para prestigiar su labor. El elegido fue César Marchetti, integrante del staff de la revista Barcelona, quien completa el conjunto con un texto tan conciso como contundente.

La entrevista

ARN: ¿Como se hizo la selección del material? ¿Cada uno trajo un texto y lo impuso o quedo en la decisión del grupo?

Ale Caterva: Cada uno trajo su texto, pero la consigna fue que se tratara de un viaje. Discutimos párrafos o personajes pero se entendía que la decisión era de todos. Hay que aclarar que los textos se escribieron después de que nos propusiéramos escribir un libro, es decir, que no se trata de material que ya teníamos y adaptamos para esta publicación.

ARN: ¿Y cuando surge el viaje como hilo conductor?

A.C.: Cuando surge la idea de escribir un libro grupal el grupo, valga la redundancia, estaba compuesto por mas personas…

ARN: Tengo entendido que esto se desprende de un taller literario…

A.C.: Ese taller se fue transformando con el tiempo en una juntada de amigos que entre otras cosas hablaba de literatura. Una tertulia libre en donde nos juntábamos a tomar algo y terminábamos hablando de literatura o compartiendo una película. Después de ver un documental de “Traveling Wilburys” surgió la idea de escribir algo grupal. Porque en el taller ya no estábamos trabajando en literatura. Por eso surgió lo de la escritura a cuatro manos, para darle una tónica de trabajo que finalmente funciono porque ahora tenemos el libro en la mano. También provoco la partida de algunos de los miembros del taller que dijeron que no podían comprometerse a algo así.

ARN: ¿Cuando se propuso el libro, era la idea que todos participaran?

A.C.: En el taller literario éramos ocho en ese momento, cuando dijimos de trabajar sobre un tema en común, Pablo Altare propuso el tema viaje y desde ahí le dimos para delante. Los que no siguieron fue porque no podían adquirir el compromiso. Le quisimos dar la impronta de una banda musical, en donde a partir de una composición toda la banda opina y termina de darle forma a una canción.

ARN: ¿Y como trabajaron con respecto a los egos y eso de que todos pudieran opinar sobre el texto de uno de los autores?

A.C.: Esa era una costumbre que traíamos desde el taller porque también los textos que se trabajaban ahí necesitaban de esa intervención. Después de mucho tiempo nos aceptamos en la decisión de que necesitábamos mejorar como escritores y las correcciones que hicimos nos enriquecieron mucho. Notamos que los textos mejoraban mucho a partir del aporte del grupo y eso también fue uno de los propulsores del libro, porque entendimos que era la forma de mostrar el trabajo que veníamos realizando.

ARN: ¿Tiene data de otras obras que se hayan hecho de esta forma?

A.C.: Hay historias de escritura grupal que datan del surrealismo, hay obras hechas en conjunto, de dos escritores bajo un seudónimo pero esto tiene que ver con la dinámica del grupo y el grado de amistad que habíamos desarrollado, al punto de llegar a… ¡prestarnos plata! Por eso nos llevo tanto tiempo sacar el libro (cerca de tres años). Los texto han sido escritos por separado, pero la corrección hace que sea mitad autoría personal, mitad “Ale Caterva”.

ARN: ¿Llegaron al punto de pelarse por ver quién tenía la razón en determinada parte de un texto?

A.C.: Algunas discusiones se pusieron realmente picantes, pero nunca tanto. En lo personal se padecía, pero no por bronca hacia los demás, era más por la bronca con uno mismo, por decir… ¿Cómo puedo escribir tan mal? Por eso decimos que esto nos mejoró como escritores porque después de esta experiencia consideramos que estamos mejor preparados para escribir.

ARN: ¿La escritura necesita de soledad?

A.C.: Hay dos escrituras, la producción que si necesita de la soledad y la corrección que no tiene porque ser en solitario.

ARN: Yo iba a la parte creativa, dejando la corrección como algo posterior…

A.C.: Después de lo que hemos vivido, lo que te hace un buen texto no es la parte creativa, sino todo lo que viene después. La ecuación seria 10% de inspiración, 90% de laburo. Y todo ese laburo de corrección te lleva a objetivarte cada vez mas lo que haces y como lo haces. Las cosas que se discuten se fundamentan y se termina aceptando la corrección o no en base a todo lo expuesto.

ARN: ¿Notaron un cambio en su manera de escribir a partir de esta experiencia?

A.C.: Primero que nada la experiencia se hizo para que fuera placentera, después, seguramente que nos ha cambiado internamente mas allá de decir “si trasciende es porque gusto”. Porque es indudable que de aquí a un tiempo podremos hacer algo mejor. Llegamos al punto de decir esto se publica como “Ale Caterva” sin explicar qué texto era de cada autor. Después entendimos que era muy difícil lograr un estilo en que no se notaran las diferentes plumas. Uno de los textos de viaje si esta hecho íntegramente a “cuatro manos” y quedamos bastante conformes. Para ese texto (El colectivo) la metodología fue la misma: a partir de un esqueleto de la historia se enriqueció lo que queríamos contar. Nos ayudo también que la historia transcurre en un colectivo y eso era el disparador para las diferentes voces que aparecen en el texto. Después venia la corrección para que no se vieran las costuras, es decir el aporte individual de cada uno de nosotros.

“The Ale Caterva Proyect”

Edmundo Beltrán (Guitarra)

Profe de lengua y músico, literalmente hablando. La guitarra fogoneante ha sido lo suyo desde que alimentó al grupo de historias de vario-tipo, siempre graciosas, tiernas, emocionantes. Sus anécdotas son ricas en color local y armonía, pueblo y under. Su contribución a este libro describe desde la ficción los viajes fundamentales realizados en banda buscando literatura: visitar periódicamente al poeta Jorge Leonidas Escudero en su casa de San Juan. Nadie mejor que Beltrán podía darle voz a semejante peregrinaje de amistad y devoción por uno de los mayores poetas vivos de Argentina.

Pablo Altare (Bajo)

Profe de lengua (otro), publicó una novela, La isla y el náufrago, y ganó varios certámenes de narrativa. Propuso trabajar sobre la temática del viaje. Como todo buen bajista, llevó el pulso y aportó seguridad a la base, dando el toque de mesura que la narrativa del grupo precisaba. Siempre desde la compostura y el rigor, aportó la cuota irreemplazable de corrección y talento que solía perderse de cuando en vez.

Mariana Tarquini (batería)

Médica, ganadora de algunos certámenes literarios locales. Incorporación reciente al taller literario de Juan Forn, en el que realiza trabajo intensivo bajo supervisión experta. Ha sido la batera del grupo desde que impuso el ritmo de trabajo y difusión. Sin su impronta femenina y terapéutica, otro hubiera sido el destino de sus tres compañeros de viaje creativo en esta “Literatura en Banda”, frase de su cuño y letra.

Pablo Gullo (teclados)

Profe de lengua (otro más), tecladista desde que tuvo uso de computadora, promotor del presente trabajo. Ha publicado dos libros: relatos y misceláneas en Humores Malignos y la novela El mesías de la nada. Prepara una nueva novela, de la cual se extrae el relato incluido en este libro. Cabe agregar que también es miembro del taller literario de Juan Forn, donde recibe la comprensión y la paciencia infinitas de semejante maestro


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